Causas del Lipedema


Factores hormonales y genéticos
Fragilidad capilar y problemas circulatorios
Otro factor clave en el desarrollo del lipedema es la fragilidad capilar. Las personas con esta condición suelen presentar hematomas con facilidad debido a la debilidad en los vasos sanguíneos. Esta fragilidad provoca microhemorragias y contribuye a la inflamación crónica del tejido adiposo, haciendo que la acumulación de grasa sea aún más dolorosa y difícil de eliminar.
Además, el lipedema suele ir acompañado de problemas en el sistema circulatorio y linfático. Aunque no es una enfermedad directamente relacionada con el linfedema, en fases avanzadas puede existir retención de líquidos debido a la disfunción en el drenaje linfático. Esta condición puede generar edema y aumentar la sensación de pesadez en las piernas, complicando aún más la movilidad y el bienestar de la persona afectada.
Resistencia a la dieta y el ejercicio
A diferencia de la obesidad, la grasa acumulada en el lipedema no responde a la restricción calórica ni a la actividad física intensa. Las pacientes con lipedema pueden llevar una alimentación saludable y realizar ejercicio regularmente sin notar una reducción en la grasa afectada. Esto se debe a que el tejido adiposo implicado en el lipedema tiene una estructura diferente y es resistente a los métodos convencionales de pérdida de peso.
Sin embargo, aunque la grasa no disminuye con facilidad, una alimentación antiinflamatoria y el ejercicio de bajo impacto pueden ayudar a mejorar la sintomatología. Actividades como la natación, caminatas y el drenaje linfático pueden reducir la inflamación y mejorar la circulación, aliviando algunos de los síntomas más molestos del lipedema.
Factores emocionales y psicológicos
El impacto del lipedema no es solo físico, sino también emocional. La incomprensión de la enfermedad por parte de muchos profesionales de la salud y la falta de diagnóstico temprano pueden generar frustración y angustia en las pacientes. Muchas mujeres con lipedema sufren estrés, ansiedad y depresión debido a la dificultad para encontrar tratamientos efectivos y la percepción errónea de que su condición es resultado de malos hábitos de vida.
El apoyo psicológico y la educación sobre el lipedema son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Un diagnóstico temprano y un abordaje integral pueden marcar una gran diferencia en la evolución de la enfermedad y en el bienestar general de la paciente.