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Causas del Lipedema: Factores de Riesgo y Desencadenantes Principales

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Causas del Lipedema

Las causas del lipedema aún no están completamente definidas, pero se cree que tienen un origen hormonal y genético. Factores como la pubertad, el embarazo y la menopausia pueden desencadenar su aparición. Además, la fragilidad capilar y problemas circulatorios contribuyen a su desarrollo. Comprender estas causas es clave para un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.
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Factores hormonales y genéticos

El lipedema es una enfermedad con un fuerte componente hormonal y genético. Se ha observado que afecta casi exclusivamente a mujeres, lo que sugiere una relación directa con los cambios hormonales en el cuerpo. Generalmente, el lipedema se manifiesta o se agrava en etapas como la pubertad, el embarazo o la menopausia, momentos en los que hay alteraciones significativas en la producción de estrógenos. Estos cambios hormonales pueden influir en la acumulación de grasa de manera desproporcionada en las piernas y brazos, sin afectar otras zonas del cuerpo. Desde el punto de vista genético, se han identificado antecedentes familiares en muchas pacientes con lipedema. Esto indica que la predisposición hereditaria juega un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Si un familiar cercano padece lipedema, las probabilidades de desarrollarlo aumentan significativamente.

Fragilidad capilar y problemas circulatorios​

Otro factor clave en el desarrollo del lipedema es la fragilidad capilar. Las personas con esta condición suelen presentar hematomas con facilidad debido a la debilidad en los vasos sanguíneos. Esta fragilidad provoca microhemorragias y contribuye a la inflamación crónica del tejido adiposo, haciendo que la acumulación de grasa sea aún más dolorosa y difícil de eliminar.

Además, el lipedema suele ir acompañado de problemas en el sistema circulatorio y linfático. Aunque no es una enfermedad directamente relacionada con el linfedema, en fases avanzadas puede existir retención de líquidos debido a la disfunción en el drenaje linfático. Esta condición puede generar edema y aumentar la sensación de pesadez en las piernas, complicando aún más la movilidad y el bienestar de la persona afectada.

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Resistencia a la dieta y el ejercicio

A diferencia de la obesidad, la grasa acumulada en el lipedema no responde a la restricción calórica ni a la actividad física intensa. Las pacientes con lipedema pueden llevar una alimentación saludable y realizar ejercicio regularmente sin notar una reducción en la grasa afectada. Esto se debe a que el tejido adiposo implicado en el lipedema tiene una estructura diferente y es resistente a los métodos convencionales de pérdida de peso.

Sin embargo, aunque la grasa no disminuye con facilidad, una alimentación antiinflamatoria y el ejercicio de bajo impacto pueden ayudar a mejorar la sintomatología. Actividades como la natación, caminatas y el drenaje linfático pueden reducir la inflamación y mejorar la circulación, aliviando algunos de los síntomas más molestos del lipedema.

Factores emocionales y psicológicos

El impacto del lipedema no es solo físico, sino también emocional. La incomprensión de la enfermedad por parte de muchos profesionales de la salud y la falta de diagnóstico temprano pueden generar frustración y angustia en las pacientes. Muchas mujeres con lipedema sufren estrés, ansiedad y depresión debido a la dificultad para encontrar tratamientos efectivos y la percepción errónea de que su condición es resultado de malos hábitos de vida.

El apoyo psicológico y la educación sobre el lipedema son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Un diagnóstico temprano y un abordaje integral pueden marcar una gran diferencia en la evolución de la enfermedad y en el bienestar general de la paciente.