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Avances científicos confirman que el lipedema no es obesidad: un paso clave hacia el diagnóstico y tratamiento adecuado

El lipedema es una enfermedad que durante mucho tiempo ha sido invisibilizada, mal diagnosticada e incluso tratada de forma incorrecta. Afecta principalmente a mujeres y se manifiesta como un acúmulo anormal y doloroso de grasa, especialmente en las piernas, muslos y glúteos, generando desproporciones físicas, dolor crónico y un alto impacto emocional.

Una nueva investigación publicada por la Universidad de California San Diego marca un antes y un después en la comprensión del lipedema. Por primera vez, se ha demostrado que las células madre del tejido adiposo en pacientes con lipedema se comportan de forma anómala, proliferando sin control y favoreciendo el crecimiento de grasa enferma, incluso con dieta y ejercicio.

El lipedema es real: no es obesidad ni se corrige con fuerza de voluntad

Este hallazgo científico respalda algo que muchas pacientes han venido denunciando desde hace años: el lipedema no es obesidad. Aunque a simple vista pueda confundirse con sobrepeso, sus causas, síntomas y evolución son completamente distintas. De hecho, muchas mujeres con lipedema siguen dietas estrictas o rutinas deportivas intensas sin lograr reducir la grasa localizada, lo que les genera frustración, culpa y rechazo social.

A diferencia de la obesidad:

  • La grasa lipedematosa no desaparece con dieta ni ejercicio, aunque los síntomas pueden mejorar parcialmente.
  • Afecta de forma simétrica a ambas piernas (y en algunos casos a los brazos), respetando manos y pies.
  • Se presenta junto a síntomas como dolor, hematomas frecuentes, pesadez, piel fría y fragilidad vascular.
  • Suele comenzar tras cambios hormonales: pubertad, embarazo o menopausia.

Un diagnóstico que sigue siendo un reto

A pesar de la creciente evidencia, el diagnóstico del lipedema continúa siendo un desafío. Muchas mujeres pasan años peregrinando entre profesionales de la salud que interpretan erróneamente sus síntomas como obesidad o retención de líquidos.

El diagnóstico clínico incluye:

  • Historia médica detallada (antecedentes familiares, aparición tras cambios hormonales).
  • Observación de la distribución grasa, dolor al tacto, signo del «cuff» (corte visible en los tobillos), piel fría y presencia de nódulos grasos.
  • Evaluación diferencial con obesidad y linfedema, dos condiciones con síntomas similares pero orígenes y tratamientos distintos.

Este nuevo estudio ayuda a reforzar el conocimiento médico y a reducir el estigma, brindando a las pacientes argumentos sólidos para reclamar un diagnóstico certero.

¿Qué significa este descubrimiento para las pacientes?

El análisis de las células madre del tejido graso afectado muestra que el lipedema es una enfermedad con una base biológica concreta. Ya no se trata solo de síntomas o apariencia física: hay una alteración real en el comportamiento celular que hace que el cuerpo genere grasa patológica incluso sin estímulos externos.

Esto cambia el paradigma:

  • Desmiente la idea de que el lipedema es resultado de malos hábitos.
  • Abre la puerta a nuevos tratamientos médicos y farmacológicos.
  • Brinda validación y respaldo a miles de mujeres que han sido etiquetadas erróneamente durante años.

¿Qué tratamientos existen hoy?

Aunque aún no existe una cura definitiva, existen tratamientos que permiten mejorar significativamente los síntomas y la calidad de vida de quienes lo padecen. Estos pueden dividirse en dos enfoques principales:

Tratamiento conservador

  • Drenaje linfático manual especializado.
  • Uso de medias de compresión a medida (tejido plano inelástico).
  • Ejercicio de bajo impacto, preferentemente en medio acuático o tipo yoga, pilates, caminatas suaves.
  • Nutrición antiinflamatoria personalizada, evitando gluten, lactosa y alimentos procesados.
  • Apoyo emocional: muchas pacientes presentan ansiedad, depresión o alteración en la autoestima.

Tratamiento quirúrgico

En casos moderados o graves, puede ser necesaria una liposucción especializada, como la técnica WAL (Water Assisted Liposuction), que permite retirar la grasa afectada con mínimas lesiones en los vasos linfáticos. Este tipo de cirugía ha demostrado ser eficaz para reducir el volumen, mejorar el dolor y frenar la progresión de la enfermedad.

Eso sí, debe ir acompañado de un riguroso tratamiento pre y postoperatorio que incluya drenaje linfático, compresión, cuidado de la piel y una recuperación guiada.

El mensaje es claro: el lipedema es una enfermedad real, con causas celulares identificables y que requiere atención médica especializada. Este tipo de investigaciones abren el camino hacia tratamientos más efectivos y, sobre todo, hacia el reconocimiento del sufrimiento de muchas mujeres.

Si crees que podrías padecer lipedema, o ya has recibido un diagnóstico, recuerda que no estás sola. En FisioClinics, contamos con profesionales especializados en el tratamiento del lipedema que pueden acompañarte en tu camino hacia una mejor calidad de vida.

Diciembre 04, 2025

Diciembre 04, 2025

Albi